Los tres procesos de ensamble más comunes acorde a los productos manufacturados.
Un gran porcentaje de los objetos que nos rodean atraviesan por un proceso industrial antes de llegar hasta nuestras manos. Materias primas, maquinaria automatizada, personal operativo y largas jornadas de trabajo son tan sólo algunos de los elementos que intervienen en los procesos de manufactura.
Las etapas y los procedimientos son distintos en cada industria, pero existen similitudes que permiten utilizar algunos de ellos en más de un caso. Los procesos de ensamble son un ejemplo claro, con los cuales es posible acelerar la creación de productos a gran escala.
Esta invención tuvo origen desde la primera Revolución Industrial y con el tiempo se ha perfeccionado para el mejoramiento de los procesos industriales. En la actualidad existe maquinaria de alta tecnología, como aparatos robotizados que sustituyen la mano de obra humana durante las líneas de ensamblaje industrial.
De acuerdo con un estudio de Oxford Economics, el uso de robots es más rentable en el sector industrial —comparado con los procedimientos manuales— por la reducción de costos en la contratación de personal y su capacidad de respuesta frente a la demanda del mercado global.
Los datos indican que la incursión de robots en la producción industrial creció del 21 al 31 por ciento entre 2000 y 2016, y el sector automotriz es un ejemplo predominante de su uso, al incorporarlos en los procesos de ensamble automatizados.
En este artículo te decimos qué son y cuáles son los más comunes acorde al tipo de producto manufacturado.
Un proceso de ensamble implica la colocación de dos o más piezas individuales para la conformación de un producto final. Suele dividirse en niveles dependiendo de la cantidad de componentes a unir, ya sean mecánicos, de software, electrónicos, farmacéuticos, o de cualquier otro tipo.
Por lo regular, las líneas de ensamble son automatizadas de principio a fin con el propósito de acelerar la fabricación de productos. Estas implican procesos repetitivos con máxima precisión para alcanzar altos estándares de calidad, por lo que al intervenir la mano de obra humana las empresas necesitan mayor cantidad de recursos —tiempo y dinero—.
Sumado a lo anterior, la probabilidad de errores durante la fabricación se incrementa, lo cual pone en riesgo la calidad y reputación de las empresas. En casos específicos, como la industria automotriz, las piezas de ensamble son de gran peso y tamaño, y de ser manipuladas por personal humano la vulnerabilidad ante un accidentes también se eleva.
Los procesos de ensamble varían de acuerdo al tipo de producto manufacturado y la función cumplida. A partir de ello los podemos dividir en tres categorías: ensamble semipermanente, ensamble permanente y ensamble no permanente. A continuación te explicamos en qué consiste cada uno.
Este tipo de ensamble es frecuente en objetos que unen dos o más piezas mediante componentes como tornillos, pernos o sujetadores enroscados. Es decir, son fáciles de desarmar en el futuro para su sustitución por otros componentes. No obstante, entre sus desventajas se encuentra la tendencia al desprendimiento de las piezas.
A diferencia de los ensambles semipermanentes, los permanentes utilizan métodos de sujeción de larga durabilidad a través de calor o presión, como soldaduras duras o adhesivos. Con estos se asegura que las piezas permanezcan unidas indefinidamente con poco riesgo de ser desprendidas.
Similar a un ensamble semipermanente, los ensambles no permanentes es un método temporal para unir dos piezas mecánicas con la posibilidad de ser desarmadas cuando se desee. Esta puede llevarse a cabo mediante soldaduras blandas, tornillos y cuñas. La única desventaja respecto a las anteriores es su elevado costo.
En la industria automotriz es común observar los tres tipos de ensambles. La unión de piezas de carrocería suelen emplear métodos de ensamble permanente con la aplicación de altas temperaturas y presión en los componentes.
Sin embargo, algunas piezas intercambiables, como las llantas, requieren un ensamble semipermanente. Las vestiduras también se aplican mediante este tipo de unión, mientras que para los acabados interiores son más recurrentes los ensambles no permanentes.
Ahora que conoces los procesos de ensamble más comunes en la fabricación industrial puedes aplicar los más convenientes de acuerdo al tipo de producto manufacturado. El uso de maquinaria automatizada es lo más viable para estos efectos y puede beneficiar directamente en la inversión de recursos.
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