El escaso control de calidad y la falta de creatividad aplicada son algunos de los factores que afectan la productividad industrial.
El objetivo principal de una fábrica, ensambladora o procesadora es producir en masa las unidades que se comercian, mientras más grande sea su capacidad de operación, mayor será su utilidad. Al menos así es en teoría.
En realidad, existen muchos factores que afectan la productividad industrial de una u otra forma y que restan efectividad a las empresas, por lo que representan un factor de riesgo que es necesario anular.
La productividad industrial, como concepto, se trata de la utilidad que genera una empresa durante las horas que trabajo y en relación a los recursos materiales y económicos que requiere, es decir, qué tanto aprovecha el tiempo y el dinero.
De tal forma que se trata de un indicador fundamental en la administración de cualquier planta o unidad de producción ya que mide la efectividad de su trabajo, es decir, qué tanto éxito tiene una empresa en busca de cumplir su objetivo principal.
Si bien México ha sido históricamente uno de los líderes latinoamericanos en producción industrial, incluso dominando mundialmente sectores como la fabricación de autopartes y ensamble de vehículos, actualmente vivimos una recesión, no sólo económica sino productiva.
Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), reveló que el crecimiento de la productividad fue lento pero constante durante el último año en la mayoría de los países, de tal forma que en la actualidad, México es un país se comporta de manera improductiva.
Lo más llamativo de estas estadísticas es que el comportamiento a nivel nacional va en sentido contrario a lo previsto, pues se esperaba que con la reactivación laboral luego de la pandemia de COVID-19, la productividad industrial fuera en ascenso lento pero constante, lo cual maximiza la necesidad de conocer los factores que afectan la productividad industrial.
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El balanceo de línea busca asegurar que la producción se realice de manera continua y nivelada, evitando los desperdicios generados y paros en la producción.
Contar con un equilibrio en la línea de producción permitirá la eliminación de los cuellos de botella en la producción y manteniendo el ritmo de trabajo adecuado.
El escaso o nulo control de calidad provoca ineficiencia, lo cual se traduce en pérdidas de tiempo, dinero y esfuerzos.
Cuando se dice que un producto es de calidad, generalmente se asocia el concepto a los materiales con que está hecho, es decir, a características como la resistencia, textura y apariencia de un objeto, sin embargo el término es mucho más amplio, pues se refiere al conjunto de rasgos que permiten a una pieza cumplir con las necesidades para las que fue creada.
De tal forma que la calidad depende del objetivo principal de cada uno de los productos, pero no sólo eso, sino que es un concepto que debe cumplirse en todos los procesos, tanto de producción o ensamblaje, como servicios de mantenimiento, consultoría, etc.
Así que, para garantizar la calidad de tus productos, primero debes verificar la de tus procesos operativos y administrativos.
El problema del método radica en que ese nuevo elemento, muy probablemente aprendió empíricamente, con ensayos prueba y error, no por falta de voluntad, sino por falta de programas correctos de adiestramiento y crecimiento.
Sin duda, la experiencia y el conocimiento adquirido por medio de ella es sumamente valioso, pero no es suficiente para tener un perfil integral. Lo que a menudo sucede con este tipo de colaboradores es que resuelven las necesidades de la forma más práctica posible, sin aprovechar al máximo las herramientas que se les brindan.
Aunque pudiera parecer contradictorio, algunas plantas industriales ven sacrificada su productividad por una falta de creatividad aplicada para la resolución de problemas, esto se debe en ocasiones al temor de alterar la cadena de producción y que los resultados se vean afectados.
Estas alternativas pueden ir desde una reforma en los métodos empleados durante algunos procesos, hasta una expansión o cambio en el giro de productos que fabrica o ensambla la compañía.
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La capacidad que tenga una empresa de modificar su cadena de producción, así como sus protocolos, según se requiera debido a contracciones del mercado u otras dificultades, tanto externas como internas, constituye uno más de los factores que afectan la productividad industrial.
A esta virtud de reaccionar de forma efectiva le llamamos flexibilidad y va de la mano con la creatividad aplicada, pues es lo que permite a una empresa llevar a la acción los planes innovadores que en un momento dado le permitan seguir operando con eficiencia.
Sin duda alguna, no contar con un programa correcto de mantenimiento preventivo suele originar otro de los factores que afectan la productividad industrial con mayor frecuencia, ya que las fallas en la maquinaria, ya sean de tipo mecánico, eléctrico o de software, generan retrasos e incluso paros en la línea de producción.
De tal forma que es indispensable calendarizar los servicios de mantenimiento para evitar ese tipo de fallos que se traducen en pérdidas monetarias y de tiempo.
Por último, el término sostenibilidad, si bien es muy amplio, se refiere, en términos industriales a la capacidad que desarrolla una corporación para eficientar sus costos operativos, de manera que se reduzcan las pérdidas.
En este contexto, la cantidad de merma o desperdicio que produce una planta juega un papel fundamental, ya que muchas de las empresas más sostenibles encuentran en estos desechos una fuente de ingreso adicional, no siempre para pensar en un nuevo giro, pero sí para reducir el costo de su producción, lo cual eleva la productividad industrial.
Para muestra, las empresas cerveceras que, durante el proceso de destilación para quitar el alcohol a algunos de sus productos, les quedaba como desperdicio una enorme cantidad de galones de esta sustancia, la cual es vendida como materia prima a los laboratorios farmacéuticos. Es un ejemplo de cómo la sostenibilidad ayuda a amortizar los costos operativos de una planta procesadora.
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